En este Año de la Misión, la Congregación de Santa Cruz abre un nuevo capítulo en su historia de entrega y servicio al Evangelio con el inicio de su misión en Papúa Nueva Guinea. Como aquellos primeros misioneros enviados por el Beato Basilio Moreau hace casi dos siglos, estos nuevos apóstoles de la esperanza parten con el corazón encendido por la fe, dispuestos a cruzar océanos y fronteras para llevar el amor de Cristo a tierras desconocidas.
La misión en Papúa Nueva Guinea es más que un destino geográfico; es un llamado profundo a estar con quienes más lo necesitan, a compartir la vida con comunidades que anhelan acompañamiento espiritual, educación y esperanza. Allí, entre paisajes exuberantes y culturas vibrantes, los religiosos de Santa Cruz caminarán junto a los pueblos locales, aprendiendo de ellos y ofreciéndoles lo mejor de su carisma: una presencia humilde, cercana y transformadora.
En un mundo que a menudo olvida a los más marginados, esta misión es un signo de que Dios sigue enviando obreros a su mies. Es una semilla de esperanza plantada en suelo fértil, que con el tiempo dará frutos de fe, unidad y servicio. La Congregación de Santa Cruz confía en que este nuevo esfuerzo misionero no solo fortalecerá la comunidad cristiana en Papúa Nueva Guinea, sino que también inspirará a muchos otros a responder con generosidad al llamado del Evangelio.
Con la mirada puesta en la cruz y la esperanza de la resurrección, los misioneros de Santa Cruz se lanzan a esta nueva aventura, sabiendo que no van solos: Dios los precede, los guía y los acompaña en cada paso del camino.