El P. Felipe ha entregado toda su vida religiosa a la misión de la Congregación en América Latina. Sus primeros años los vivió en Chile, pero fue expulsado por el gobierno de Pinochet en los años 70. Llegó al Perú con el claro convencimiento de que el Señor le pedía servirlo entre los más pobres. Santa Cruz recién asumía la responsabilidad por uno de los pueblos jóvenes en Lima que crecía, rápidamente, con familias provenientes desde la sierra. Su experiencia como profesor le llevó a querer comenzar un colegio que contó luego con el apoyo de la red Fe y Alegría. Hoy día Fe y Alegría #25, es verdaderamente un ejemplo de cómo Santa Cruz junto con los profesores y las familias pueden ofrecer una educación de calidad en los sectores más desfavorecidos. P. Felipe siempre creyó que la educación de la mente debía estar unida con el desarrollo de habilidades manuales y técnicas. El CETPRO, al que le dedicó grandes esfuerzos, fue sin duda lo mejor de su tiempo en San Juan de Lurigancho.
La vida de P. Felipe ha sido un regalo del Señor, y fuente de muchos frutos. Gracias Felipe por todo lo que has entregado al Perú, por enseñar con la verdad, por no claudicar frente a las tareas más difíciles, por creer que educar es enseñar a creer que otro mundo es posible. Las palabras “sin filtro” que P. Felipe compartió en la Eucaristía para celebrar sus 60 años de sacerdocio, fueron una vez más escuchadas y agradecidas por tantos ex alumnos, profesores y familias. P. Felipe, discípulo de Jesús para este tiempo, te deseamos muchos más años de vida y de entrega.
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